Porteo y Madres Neurodivergentes
Porteo y neurodivergencia Un abrazo transformador para madres autistas
En el viaje de la maternidad y paternidad, cada familia es un universo. Y para mí, que recibí mi propio diagnóstico de autismo hace 3 años, este camino ha tenido sus propias particularidades. Hoy quiero hablarles de una práctica milenaria que, para madres neurodivergentes, como yo, puede convertirse en un verdadero oasis de calma, conexión y funcionalidad.
Sé que la experiencia sensorial y el procesamiento de la información pueden ser únicos. Por eso, me entusiasma compartir cómo el porteo no solo ha ayudado a mi bebé ( ahora un niño que también es autista, como mi hija mayor que también lo es), sino que me ha ofrecido ventajas específicas y profundas a mí como madre autista, ayudando a transformar mi día a día y a fortalecer nuestro vínculo. Un estudio relevante explora precisamente cómo el porteo es un aliado para las madres autistas, y me da mucha alegría ver que la ciencia respalda lo que mi cuerpo y mis bebés me enseñaron.
Vamos a explorar cómo el porteo se convierte en un aliado poderoso.
La magia de la presión profunda Contención y seguridad sensorial
Para muchas personas autistas, la presión profunda y constante es una necesidad sensorial fundamental. A menudo se busca esta sensación para lograr calma y una mejor organización del sistema nervioso, similar al efecto de una manta pesada o un abrazo firme.
Un portabebé bien ajustado ofrece precisamente esto: una presión distribuida y constante sobre el cuerpo del cuidador. Esta contención proprioceptiva no solo es agradable, sino que puede reducir la sobrecarga sensorial y la ansiedad, brindando una profunda sensación de seguridad y de «estar en el propio cuerpo» en todo momento.
Un refugio sensorial Menos estímulos, más calma
El mundo puede ser un lugar abrumador, lleno de estímulos que, para una persona autista, pueden llevar a una sobrecarga sensorial significativa. Los ruidos fuertes, las luces brillantes o las multitudes pueden generar estrés y fatiga.
En este contexto, el portabebé crea un espacio delimitado y predecible alrededor del cuerpo del cuidador. Esta contención física funciona como una «barrera suave» o un filtro que ayuda a gestionar la entrada de estímulos externos. Se convierte en un refugio sensorial personal que reduce la exposición a la sobrecarga y fomenta la calma, permitiendo al cuidador y al bebé sentirse más seguros y conectados en entornos desafiantes.
Simplificando el día a día Menos pasos más fluidez logística
La planificación y la ejecución de múltiples pasos pueden ser una fuente de estrés considerable. Imagina el ritual de salir con un carrito: plegarlo, desplegarlo, maniobrar en espacios estrechos, subir escaleras o transportarlo en el coche.
El porteo simplifica drásticamente la logística diaria. Elimina la necesidad de manejar un objeto voluminoso y reduce los «pasos» y las decisiones que procesar. Al tener las manos libres, el cuidador puede gestionar otras tareas con mayor eficiencia y menos sobrecarga cognitiva. Esta facilidad de movimiento y la simplificación de las tareas diarias contribuyen a una sensación de control y bienestar.
La comunicación más allá de las palabras: El vínculo táctil
La comunicación verbal y la interpretación de señales sociales complejas pueden ser desafiantes para algunos cuidadores autistas. Sin embargo, el porteo abre una vía poderosa y a menudo más cómoda de interacción.
Para ellos, la comunicación no verbal y el contacto físico pueden ser vías más directas y significativas de conexión. El porteo facilita un vínculo profundo a través del tacto, el movimiento rítmico y las señales corporales sutiles del bebé. Permite construir una sintonía única, un «lenguaje» compartido que no requiere de palabras constantes, y que se alinea mejor con sus preferencias sensoriales y comunicativas.
Conexión y reducción de la ansiedad social: El bebé como anclaje
En situaciones sociales que pueden generar ansiedad, el porteo ofrece un beneficio inesperado. El bebé, al estar pegado al cuerpo del cuidador, no solo es una fuente de consuelo, sino que puede actuar como un punto de anclaje sensorial y social.
La presencia visible del bebé en el portabebé a menudo desvía la atención de los demás hacia el bebé, en lugar de centrarla en el cuidador. Esto puede reducir la sensación de «estar en el centro de atención» y, por ende, aliviar la ansiedad social en entornos públicos o interactivos.
El porteo como herramienta de bienestar integral: Para la madre y para el bebé
En conclusión, el porteo es mucho más que un método de transporte. Es una herramienta invaluable que aborda directamente necesidades sensoriales y de procesamiento específicas de los cuidadores autistas. Al facilitar la calma, la contención y simplificar la vida diaria, contribuye a un mayor bienestar del cuidador, lo que, a su vez, impacta profundamente en el desarrollo, la seguridad y la felicidad del bebé.
Es un recordatorio de que cada abrazo, cada paso porteando, es una oportunidad para construir un vínculo fuerte y un espacio de calma adaptado a las necesidades de cada familia. ¡Escucha tu cuerpo y el de tu bebé para encontrar vuestro equilibrio y disfrutar de esta conexión única
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