A mi bebé no le gusta el porteo
¿Qué ocurre?
Te has comprado el portabebé con toda la ilusión del mundo. Te imaginas paseando, con las manos libres y tu bebé dormido plácidamente en brazos. Pero llega el momento de la verdad: te pones el fular, la mochila, la bandolera, lo que sea… metes al bebé y… se desata el llanto.
Tu primera conclusión es lógica: «A mi bebé no le gusta ir ahí apretado» o «No le gusta ser porteado».
Desde Kangurearte queremos decirte algo alto y claro: ALGO OCURRE, debemos ver y valorar qué está ocurriendo en ese momento preciso.
La Realidad Biológica : Nacidos para ser Llevados
El ser humano, biológicamente, los bebés esperan estar en brazos; es su hábitat natural, su lugar de seguridad y donde se regulan sus sistemas (temperatura, respiración, ritmo cardíaco).
Por tanto, no es el contacto lo que rechazan. Si tu bebé se calma cuando lo tienes en brazos sin nada más, pero llora al usar el portabebé, el problema no es el porteo, sino la herramienta, la técnica o el momento.
Modo Detective: ¿Qué puede estar incomodando a tu bebé?
Antes de tirar la toalla, vamos a revisar la lista de sospechosos habituales. Si tu bebé llora en el portabebé, revisa estos puntos:
A. El exceso de ropa (Calor)
Es la causa número 1. Al portear, tu cuerpo y el suyo generan mucho calor. Si el bebé va muy abrigado dentro del portabebé, sentirá agobio.
Solución: Quítale una capa de ropa antes de portear. Recuerda: el portabebé cuenta como ropa. Tienes un post dedicado a esto aquí.
B. La ropa le tira (Pies atrapados)
Si lleva un pijama con pies cerrados y lo colocamos en posición de «M», la tela se estira y le tira de los dedos de los pies hacia arriba. ¡Eso puede doler, molestar o ambas cosas!
Solución: Usa pijamas sin pies, una talla más grande o corta la punta del pijama.
C. Inseguridad por falta de ajuste
Paradójicamente, si dejas el portabebé flojo «para que no le apriete», el bebé se siente inseguro. Al notar que «baila» dentro, sus músculos se tensan para agarrarse y llora por miedo a caerse.
Solución: El ajuste debe ser firme, punto por punto, como un abrazo bien contenido.
D. Necesidades básicas no cubiertas
El porteo calma, pero no hace magia si hay hambre o el pañal está sucio, etiquetas o ropa muy apretada o molesta pantalones vaqueros, vestidos pomposos.
Solución: Asegúrate de que ha comido y está limpio antes de empezar a portear.
E. La «Huelga de Porteo» (Curiosidad)
Si tu bebé tiene entre 3 y 4 meses, es posible que quiera ver el mundo y el porteo «barriga con barriga» le aburra porque le tapa la visión.
Luego hay una segunda huelga ocurre aprox entre el los 12 y los 14 meses.
Solución: Prueba a sacar sus brazos por fuera si ya tiene control de tronco, o pásalo a la cadera/espalda para que tenga mejor visión.
El Factor Movimiento: trucazo
Este es el error de novato más común. Nos ponemos el portabebé y nos quedamos estáticos frente al espejo mirando si está bien puesto. El bebé detecta la quietud y se queja. Su sistema vestibular necesita movimiento para relajarse.
El Truco Maestro: En cuanto coloques al bebé (incluso antes de terminar de ajustar del todo), ¡EMPÍEZA A CAMINAR!
Muévete con paso ligero.
Haz sentadillas suaves o rebota ligeramente (como si estuvieras en una pelota de pilates).
Sal a la calle o al balcón: el cambio de luz y de aire suele cortar el llanto al instante.
Tu propia tensión (Las neuronas espejo)
Si te pones el portabebé nerviosa, sudando y pensando «verás como llora, no me va a salir, esto es muy difícil», tu bebé lo notará. Sus neuronas espejo captan tu estrés y su cuerpo se tensará en respuesta.
Consejo: Si estás muy agobiada, déjalo. Respira, tómate un vaso de agua, abraza a tu bebé sin portabebé y vuelve a intentarlo más tarde o mañana cuando ambos estéis tranquilos, el porteo es amor tranquilidad, ternura, cercanía y muchas cosas más no tiene que ser un factor estresante que nos ponga en esos límites.
¿Y si hay algo médico? o un factor físico
Si has probado todo lo anterior y el llanto persiste, debemos detenernos a analizar si hay una causa física o mecánica. A veces, el rechazo es la forma que tiene tu bebé de decirte: «Esto me duele» o «Aquí no voy cómodo».
A. ¿Es el portabebé adecuado? (El zapato de la talla incorrecta)
No todos los portabebés sirven para todas las etapas, ni todos los cuerpos se adaptan a todas las marcas.
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Portabebés «Colgonas» (No ergonómicos): Si el portabebé tiene la base muy estrecha, el peso del bebé recae sobre sus genitales y sus piernas cuelgan rectas. Esto puede adormecer sus piernas y causar molestias en la zona lumbar.
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Talla incorrecta: Usar una mochila «baby» con un recién nacido muy pequeño (aunque la caja diga 3,5kg) puede hacer que el bebé «baile» dentro, se hunda y no tenga soporte en la espalda. Al revés, si el panel se le ha quedado pequeño y esté ejerciendo presión en varios puntos de su cuerpo incluidas las piernas.
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Incompatibilidad: Al igual que a ti pueden no te resultarte cómodos todos los pantalones vaqueros, a tu bebé puede no gustarle un tejido muy rígido, unas correas que le rocen la cara o una posición demasiado forzada. A veces, la solución es simplemente CAMBIAR de tipo de portabebé.
B. Bloqueos Musculares y Tensiones (Tortícolis, Displasia…)
El parto puede dejar tensiones en el cuerpo del bebé que a veces pasan desapercibidas hasta que intentamos portear.
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Apertura de piernas: Recordamos una vez más no fuerces LA APERTURA DE LAS PIERNAS. el portabebé se coloca allí donde el bebé abre, sin más.
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Giro de cabeza: Si el bebé siempre quiere mirar hacia el mismo lado y llora cuando el portabebé le obliga a centrar la cabeza o girarla al lado contrario, podríamos estar ante una tortícolis o tensión cervical.
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La recomendación: En estos casos, el porteo debe ser respetuoso y nunca forzado. Es muy recomendable acudir a un fisioterapeuta pediátrico para una valoración. El porteo será una gran herramienta de rehabilitación, pero siempre siguiendo las pautas del profesional.
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¡Feliz porteo!
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